Domingo. O más bien lunes.
No tengo sueño, ni ganas de acostarme. Pero sí ganas de vivir, de darme el capricho de ser feliz, de mirar a las estrellas de igual a igual y parar al tiempo para decirle 'qué, ¿vas a retarme?'.
Hoy escribo exteriormente feliz e interiormente a medias.
Quiero cumplir mis metas, mirar de frente al miedo, vivir por mis ilusiones y ver a mis sueños de un color bonito. El problema es que no tengo fuerzas para abrir la puerta; ¿tú sabes lo que cuesta abrir un candado sin llave?
Quiero que llegue ese día y decirme a mí misma, 'enhorabuena, lo has conseguido'; sueño con ese día.
Pocos saben que mis ilusiones se basan en paisajes y las personas serían simplemente los manguitos en la playa; pero por suerte sé nadar.
Que mi tiempo se resume en pensar en ojalas, y así me va... Nada pasa.
Debería dejar de pedir deseos, salir a la calle, contar hasta tres, e ir a buscarme a mí misma para decirme 'tranquila, vas a poder; simplemente prepara una maleta grande, fuerzas, ganas y mandarinas. También coge pañuelos, libros, gelocatiles y un paraguas. Y abre esa puerta que tanto te atormenta. (Si llevas una horquilla, puede resultar menos difícil la tarea con el candado)'.
Me ha animado tanto escribir esto, que se ha comido a mi sueño para darme la oportunidad de seguir apuntando.
Lástima que el despertador suene en cinco horas y mi gata me mire con ganas de que apague la luz.
(Escrito 5 noches después). Gracias por leerlo.
Eres genial joder. Sin duda esta entrada me ha encantado, sobretodo la parte en la que decides que lo mejor para armarte de valor es coger la maleta y armarte de valor para abrir la puerta, hazlo, ármate de valor, puedes conseguirlo.
ResponderEliminarTe quiero. No escondas tu sonrisa porque es lo mejor.