domingo, 3 de febrero de 2019

Internal monsters.

Toda persona que pasa por tu vida deja una huella en ella...

Antes pensaba que no, que la gente entraba y salía por la misma puerta, pero no. Nunca se sabe por qué puerta van a entrar, pero es aún más impredecible saber por qué puerta van a salir, y esto último me da miedo, porque algunas personas son albañiles internos, y pueden crear un muro, una fortaleza o un castillo propio dentro de ti, y el que encuentra su lugar, se acomoda y lo convierte en su casa.

A todos nos marcan de unas u otras maneras, todos corremos, nos estancamos, brillamos, bailamos y cambiamos; tú, él, ella, yo, nosotros, aunque ya no juntos, claro.

Detesto el café frío que antes amaba, las caricias que hace años me erizaban la piel... Me encantan los besos y antes los odiaba, me llena mucho abrazar y antes ni se me pasaba por la cabeza rozarte la espalda con mis manos y apretarte hacia mí... Te hablo a ti, y le hablo a cualquiera.

Empezamos a ver, a querer; a ser, hoy Eva, mañana Adán, en 3 años quizás seas Romeo, o hayas vuelto a ser Eva con la mentalidad de Julieta... Nunca sabemos dónde llegaremos físicamente, ni psicológicamente; mentalmente podemos llegar hoy al fin del mundo si nos apetece, pero seguiremos respirando el mismo aire si no salimos de nuestra cueva.

Hoy me dueles, y ayer pensaba que jamás sentiría el mínimo aprecio por ti; mañana quizás te olvido, vuelves, o simplemente acepto que has empezado a vivir en mi.