martes, 13 de marzo de 2018

Vino tinto, y se fue.

Voy a gritarle al mundo, hasta que tiemblen los pájaros que hay a tu altura...

- Me monté en un avión destinado a hundirse en el mar...

Me hundí, salí a la superficie y nadé, perdiendo los brazos por no frenar sus movimientos buscándote a ti, pero fuiste rescatado mucho antes de que yo notase el cambio de presión entre el fondo del mar y la brisa del exterior.

- Me embarqué en un barco destinado a imitar al Titanic...

Y no iba con Jack, pero sí me pintaron un cuento con un final abierto, sólo para mí; y flotando en lo alto, estábamos solos, el frío y yo, con la luz de la luna buscando la sombra del sol.

- Me subí a una moto, con las luces estropeadas, y en el camino más malo del medio del campo, aceleré...

Y escuché sirenas momentos después; me preguntaron por la moto, pero había desaparecido, y creyeron que inventé un dolor imaginario con e fin de recibir algo extra de atención.

- Y me fui, de todas las situaciones, porque salía sangrando, y ya no había transfusiones posibles para mí; hasta que me desangré, y ahí me quedé, hundida, tocada y frenada otra vez, sin luces, ni barco, ni alas, simplemente con mi piel, fría y sola, esperando por si querías volver, para hacerme polvo de nuevo, y sangrar de nuevo, otra vez.


Por ti, que después de tener mi vida en tus manos, quisiste ser musa de boquilla, cuando en verdad eras una mezcla entre tú mismo, Ares, Afrodita, Atenea y Lucifer.

lunes, 5 de febrero de 2018

Come here.

Estamos aquí, de nuevo, jugando a los imposibles, al no te quiero pero te quiero, a los huye y llévame contigo.

Estoy teniendo pesadillas con nosotros mismos por si un día en el viaje nos perdemos, por si no puedo volver a verte, por si dejas de ser parte de mi suerte y mi persona se vuelve pasado dentro de ti.

Me pasaría las 24 horas del día diciéndote lo suficiente que eres y seguirías pensado que eres insuficiente para mí, y lo eres todo, lo máximo que se me ocurriría llegar a pedir un día que me sintiese muy arriba.

...

En fin; ilusa, por caer, por quererte de nuevo otra vez, por hacerte sentir que quería bailar contigo.
Y otra vez más, bailo sola, porque he vuelto a pisar los pies de otro ser con unos zapatos que no eran los mías, que me prestaron para comprobar, si aún sabiendo que no eran mi número, podía defenderme bien; y fallé, y ellos perdieron su apuesta.

Y otra vez más, me como la cabeza oliendo de fondo a té, porque siempre vierto los vasos llenos encima de los cables y todo hago arder; creo cortocircuitos interiores, externos y bajo mi responsabilidad, de los que acaban en oscuridad, oscuridad momentánea pero eterna, porque yo sólo quería beber con la luz artificial encendida, pero a la bombilla no le caigo bien.

Quiero saltar de impotencia por haberlo vuelto a hacer, por haber creído que podía salir de las costumbres, pero ni las brujas ni las velas, apostarían nunca por mí.

miércoles, 10 de enero de 2018

Who knows if this will be continued.

Hoy vuelvo aquí, después de un largo viaje, sin maleta, porque teniendo en cuenta del tren del que acabo de bajarme, es normal que no necesitase equipaje.

Sigo sin ver a nadie esperándome al bajar del tren, pero me han esperado muchas veces en la misma esquina; sobre las mismas horas y con similares temperaturas, y llego en 3 minutos, y en 3 minutos estabas ahí, ¿llevas mucho esperando?
Sigo sin descubrir la felicidad, pero he descubierto que abriendo las alas en algunos momentos se puede ser muy feliz; y viviendo, y arriesgando la poca cantidad de oxígeno que te queda, pero el porcentaje aumenta cuando crees en ti y vas sin miedo, y sientes los pulmones llenos, y respiras aire limpio y puro, otra vez, aquí, cuando menos lo pensabas, ¿a mi altura?.
Sigo sin conocer al amor de cerca, pero he conocido las caricias y los besos en la espalda; y me gustaron lo suficiente, como para hacerme sedentaria de esa cama y quedarme ahí un rato muy grande, ¿y esa cicatriz?.
Sigo sin ser correspondida en sentimientos, pero  me han correspondido besándome bonito en calles feas del centro; y sin buscarlo, ni esperarlo, como los posibles atropellos cuando cruzas un semáforo en rojo, ¿quedaremos otro día?.
Sigo sin creer en el destino, pero he creído en realizar viajes a pie más placenteros buscando un sitio; porque buscar cosas hablando de rutinas, también cuenta como deporte, ¿y si vamos allí?.
Sigo sintiendo frío, pero me han hecho sentir escalofríos mientras nos moríamos de frío en un banco de las afueras; y que si no salieron en las noticias "dos personas han muerto de hipotermia porque querían convertirse en estatuas mordiéndose los labios" es por pura suerte, ¿sientes los pies?.
Sigo sin querer a nadie, pero ahora busco calor, en brazos ajenos y doy besos a modo de recompensa,; y quizás suene triste, pero nunca antes había tendido tantas ganas de dejar partes anatómicas marcadas con carmín, ¿y si sí?.

Sigo sin saber qué son muchas cosas, pero he evolucionado tanto en muchísimas otras... que bueno, se ha dicho: a vivir.