sábado, 28 de mayo de 2016

Cuando la gelatina tiene cemento en lugar de colágeno.

Hola, persona que esté leyendo esto; creo que esta semana ha tenido unas de las pocas noches de mi vida en las que pensar me ha venido bien...

He llegado a la conclusión de que querer a alguien es bonito, pero lo es aún más siendo correspondido. Y quizás no lo fue, pero yo lo sentí así.
Quizás al quererte están aceptando muchas cosas de ti, incluso en tu totalidad, y cuando alguien ha llegado a este punto, empiezas a quererte un poco más a ti mismo; en ocasiones puedes llegar simplemente a empezar a hacerlo, y valorar a la persona que da contigo cualquier paso, incluido el de las cinco de la mañana para beber agua; esa persona que vive contigo, que está en ti y que eres tú mismo.

Es posible que no sea una experta en dar lecciones sobre este tema, y digo que es posible porque en verdad no tengo ni idea, pero esta vez me acompaña un buen ejemplo, y creo que es hora de contarlo:
(X, si lees esto, perdóname por escribirlo; sólo tú sabes quién eres). X llegó, se quedó y yo decidí irme por cuenta propia. X estuvo seis semanas a mi lado desde la lejanía, pero estuvo; pero yo descubí que no quería nada, y como buena cobarde dejé en visto a X, cuando menos lo merecía, pero era necesario para mí, de un modo u otro.
Yo este año me empecé a valorar ( Teóricamente somos defectos.), pero algo pasó y volví a dejar de hacerlo, y ahora creo que estoy volviendo a ello; pero eran necesarias unas bases, y se juntaron las que llevaba en la mochila de cosecha propia, las que me dio X sin darse cuenta, y piezas mixtas de personas que formaron otra base grande, con complejo de gelatina, pero base al fin y al cabo.
Sé que X en tan poco tiempo llegó a apreciarme un poco (y si no, ven y dime lo contrario), y eso se nota, pero te paras a valorarlo tres semanas más tarde, pero lo haces, y te das cuenta de que para que una persona te aprecie no has tenido que moverte, ni hacer nada a parte de ser tú mismo; y en ese punto, es en el que despiertas, y te das cuenta de las personas del mundo, y de que lo que importa es la persona y no su etiqueta, y que quizás alguna persona lo vea así y quiera compartirlo contigo, y ahí abres la puerta y sales a la calle con un paraguas por si acaso, pero con fuerza, porque te habrás arriesgado; y como llueva vas a tirar el paraguas a un contenedor cercano, y si sale el sol abrirás el paraguas para intentar ocultarlo, porque las personas somos así, buscamos constantemente la lógica cuando ninguna pieza dentro de nosotros mismos encaja; pero vamos en busca de la felicidad, en busca de las experiencias, buenas o malas, porque si sólo fuesen buenas, vaya aburrimiento, y si sólo fuesen malas, qué amargamiento de vida. Y ahora te toca a ti vivir, a ti, a mí, a nosotros y al universo creado a nuestro alrededor, así vamos a ello, que nunca vamos a estar solos, aunque nos sintamos como tal.

En definitiva; gracias X, gracias bases con complejo de gelatina; gracias por apostar por mí, y por darme una fuerza que sólo es capaz de darme mi madre después de tres intentos; porque ojalá yo supiera hacer eso por ti; y gracias a mí misma, por saber levantarme.
Y en especial, gracias a ti, por estar leyendo esto; siento el testamento.