lunes, 5 de febrero de 2018

Come here.

Estamos aquí, de nuevo, jugando a los imposibles, al no te quiero pero te quiero, a los huye y llévame contigo.

Estoy teniendo pesadillas con nosotros mismos por si un día en el viaje nos perdemos, por si no puedo volver a verte, por si dejas de ser parte de mi suerte y mi persona se vuelve pasado dentro de ti.

Me pasaría las 24 horas del día diciéndote lo suficiente que eres y seguirías pensado que eres insuficiente para mí, y lo eres todo, lo máximo que se me ocurriría llegar a pedir un día que me sintiese muy arriba.

...

En fin; ilusa, por caer, por quererte de nuevo otra vez, por hacerte sentir que quería bailar contigo.
Y otra vez más, bailo sola, porque he vuelto a pisar los pies de otro ser con unos zapatos que no eran los mías, que me prestaron para comprobar, si aún sabiendo que no eran mi número, podía defenderme bien; y fallé, y ellos perdieron su apuesta.

Y otra vez más, me como la cabeza oliendo de fondo a té, porque siempre vierto los vasos llenos encima de los cables y todo hago arder; creo cortocircuitos interiores, externos y bajo mi responsabilidad, de los que acaban en oscuridad, oscuridad momentánea pero eterna, porque yo sólo quería beber con la luz artificial encendida, pero a la bombilla no le caigo bien.

Quiero saltar de impotencia por haberlo vuelto a hacer, por haber creído que podía salir de las costumbres, pero ni las brujas ni las velas, apostarían nunca por mí.