domingo, 14 de agosto de 2016

Amarillo.

Juro que hoy será la última vez que te escriba anónimamente, de verdad.
Pienso crear un primer día para dejar de pensar en ti como una pérdida, y que ese primer día sea el antecedente de un segundo, y de un posible tercero.
Antes de guardarte y tirar tu llave al mar me gustaría hacer un breve recordatorio sobre ti, o sobre mí; o sobre lo que pudimos ser y nunca fuimos, ni seremos.

No te prometí quedarme a tu lado un tiempo infinito esperando que el tiempo pasara cuando nos daba vergüenza mirarnos; intenté quitarte la soga al cuello cuando te daba la mano la ansiedad, te dibujé una playa imaginaria en la que solamente estábamos tú y yo, y aquella casa con todos esos detalles; esos cuadros de esos dos pintores que nada tenían que ver en común, aquellas estanterías, y aquellas ventanas con esas vistas inolvidables, porque aunque sólo fuese un sueño, nos daban motivos para vivir.

¿Te echo de menos? Si me lo preguntas tú seguramente no, pero que como me lo pregunte el resto me falta un trozo de vida (conjunto de vida que contenía el mismo número de placeres que de manzanas podridas; pero sabíamos llevarlo).

Sé que eres una de las 23 piezas del puzzle pequeño y a la vez más grande de mi vida, y sé que esto no te lo dije así, porque tú no eras un monstruo, ya que el monstruo vivía en mí, y te tenía un miedo que hacía efecto de polo negativo en las pilas; sólo quería abrazarse y no romperse en ti.
Además de esto, sé que no quiero volver a escribir sobre ti; que nunca has sido musa, porque eras la mejor obra de un artista pichulero de las calles de Madrid, pero necesito dejar de hacerlo, y yo no prometo nunca, pero esta será la excepción que rompa las promesas a uno mismo, y te prometo que nunca más volverán a pitarte los oídos por mí; y si alguna vez lo hacen, no hagas como tu artista favorito.

No es un hasta luego, es un hasta otra noche que ese monstruo no me deje dormir.

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Le pones tanto sentimiento a lo que escribes... que prefiero abrazarme a tus palabras antes que usar las mías para decir que me encanta.

    ResponderEliminar
  3. Lo primero, muchas gracias por leerme cielo; y lo segundo, gracias también por ese abrazo, porque es capaz de alegrarme el día.

    ResponderEliminar
  4. Me recuerdas muchísimo a mí, yo también acabé prometiéndome que no volvería a escribirle y volví a hacerlo, pero es que para quienes nos rompemos escribiendo es la única manera que tenemos de reconstruirnos.
    Te prometo que hay esperanza, que llega un momento en el que dejas de llorarle y comienzas a encajar las piezas.

    Mucha fuerza!

    ResponderEliminar