Ojalá vinieses con instrucciones, porque te juro que las seguiría al pie de la letra; con respuestas a preguntas tipo: por qué te enamoras de mí.
Que hubiese pasos de cebra en tu mirada, semáforos en tus actos y emociones en sus sentidos.
Y ojalá un libro personal sobre ti; para aprender a conocerte y a cómo volar contigo.
Y esto va para ti; por ser el ser más maravilloso que la tierra ha podido darme en el camino. Porque me diste luz en la oscuridad, manos en el miedo y abrazos sin motivo. Porque me demostraste que no estaba sola en esto, sino que te tenía conmigo.
A ti, chica anónima, por dejarme ver tu mundo a escondidas (y encima de todo eso era yo la que te tapaba los ojos para enseñarte el mundo que me había perdido durante todo ese tiempo; tu propio mundo, cielo).
Porque gracias a ti he aprendido a que las sonrisas tienen colores y los momentos eligen los colores de ese arcoiris que quieren formar.
Me quedaría toda la noche escribiéndote indirectamente, luna mía, y nunca me escucharías porque te interesan más los lobos que mi compañía; el abrazo de las nubes y el camaleón cambiante de color con complejo de cielo.
Te quiero; lo juro. Ojalá algún día puedas escucharme, siempre y siempre luna, pero mía.
La vida real no tiene instrucciones ni libros. La vida es sorprendente, igual que sus personas. Eso es lo mejor de todo; el factor sorpresa.
ResponderEliminarY hablando de sorpresas... ¡Tu blog es una sorpresa! Me ha encantado, y se está muy a gusto por aquí. ;)
¡UN SALUDO, ENCANTO!
http://undiariopersonalmas.blogspot.com.es/
Muchas gracias, leer ese comentario me anima mucho; ahora me paso por el tuyo.
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