lunes, 10 de octubre de 2016

Martes 11, y 13.

11 de octubre; 0:45.

Odio echarte de menos. Odio decir blanco por no saber si pudo ser negro. Odio pensar en esos sitios sin ti. Odio pensar en música sin tu base. Odio pensar en tu inteligencia y ver que ni en millones de años podría igualarte. Odio hacerme a la idea de que no eres para mí y te tuve en mis brazos. Odio haberte hecho creer un no que en el fondo era un rotundo sí. Odio no saber si andas, si bailas o vives, si cantas o lloras a las tres de la mañana, y no saber si tu memoria se ha olvidado de mí.
Después de unas lluvias, pienso y veo que hay charcos, ríos y mares, y odio no saber en qué me fui, y por dónde te volviste a tu casa.
Odio no haberte podido dar mi chaqueta favorita para que la quemases y te calentases esa noche. Odio todo de mí si ya no lo rozas, y ya no volverás aquí.
Este tornado, te haría una puerta para ti con tal de que entrases, y se ocuparía de no despeinarte.
Dormir en el suelo, pensando en ti, marcó veranos y eneros en pleno mayo con complejo de abril.
Odio ser marcada, sin la seguridad de haber marcado.
Siempre necesito hablarte, y la luna me dice que estoy loca, que hable con las estrellas que ella está harta de escuchar mis historias sobre ti.

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